Cuberas Gigantes en Miami
La emocion de pescar una Cubera gigante empieza mucho antes de ver aquel animal caer en el piso del barco. Empieza al instante que estas preparando el avio. Hacemos los reinales y los probamos para estar seguro que resistirán la presión a la cual los vamos a someter. La picada de estas Cuberas gigantes es violenta y todo tiene que aguantar para darnos la oportunidad de batallar con estas bestias.
Aunque llevabamos jaibas vivas, la primera meta fue pescar langostas para tener mas variedad. Para esta tarea mi amigo Rodnel se tiro al agua y poco a poco fuimos llenando el vivero. Despues de pescar un buen puñado de langostas nos fuimos en rumbo a buscar las escuelas de Cuberas. En este tiempo se congregan en diferentes estructuras y arrecifes para desovar.
Ya de noche a la deriva las empezamos a buscar y pronto damos con una tremenda escuela suspendida a mitad de agua. Soltamos el avio hacia las profundidades a probar suerte. Pero se reian de nosotros aunque le pasamos las carnadas por sus caras. Pasando el tiempo hablando mientras que observábamos el fishfinder, sentimos un ruido en la popa y cuando miramos era una de las varas doblada completa hacia el agua. Era tanta presión que el nailon sonaba como un muelle y de la vara salian unos ruidos extraños como si se fuera a partir. Rodnel emocionado se empieza a fajar con la bestia y yo lo motivaba para que no parara de recoger. Fue una pelea de tu pa tu y cuando pensaba que tenia la pelea ganada, perdia tanta línea como la que había recuperado. Fueron momentos intensos aquellos, pero al fin salió aquel animal a la superficie y lo que se veía en el reflejo de la luna era un ejemplar para la historia. Le meti la mano en la agalla y con trabajo levante aquel monstruo de Cubera. El entusiasmo se apodero de nosotros y no paramos de felicitarnos. Para la nevera del piso fue y nos sorprendimos admirando que era casi del tamaño de esta inmensa nevera. La pesa de mano de 50 libras que teníamos la pego completa. Esta gran Cubera tenia fácilmente mas de 60 libras.
Pero alli no termina esta pesca. Ahora que sabíamos donde estaban las Cuberas, posicionamos el barco y las dos carnadas con perfeccion. No paso mucho tiempo y ahora estoy yo enganchado con otra Cubera gigante. Con tanta presión, el carrete ni recogía y con la mano empiezo a halar la línea hacia el carrete para ayudarlo. Estos ejemplares de Cuberas nunca cesan de batallar y hasta la superficie revoloteaba haciéndola difícil de maniobrar. Placata! Otra entra para adentro del barco. Instantaneo que pescamos esta la otra vara se dispara y la batalla se repite. Que clase de pique tuvimos en ese momento. Le ganamos la pelea a otra fenomenal Cubera y las dos la teníamos en el piso del barco. Eran gemelas estas dos Cuberas, idénticas las dos.Admirándolas nos felicitándonos por lograr esta gran pesca. Con orgullo y felices liberamos a estas dos gemelas Cuberas y nos fuimos haciendo cuentos de los eventos que acabamos de presenciar.