Una reunión de pesca y amistad.
Hacia 15 años que no iba a pescar con mi gran amigo y parna de pesca. Tiempos atrás el me acompañaba en muchas de mis aventuras. La noche también reunió a las cuberetas. Mientras hacíamos cuentos de viejas aventuras y pescas, las cuberetas nos interrumpían con buenas picadas y batallas. La escuela de rabirrubia se aboyo atrás de la popa pero ni le hicimos caso ya que teníamos en nuestras mirillas a las cuberetas. De carnada usamos filete de bonito, jurel y chopitas vivas. Carnadas fuertes y duraderas son las que mejor trabajan para la cubereta ya que su picada inicial te jalan una esquina de la carnada para robártela y eso hace dos cosas. Primero una carnada suave te la quitan muy fácil y segundo eso desespera al pescador para que jale antes de tiempo y nunca llega a enganchar a la cubereta. Se debe ser paciente y aguantar tranquilo esas primeras picadas hasta que se sienta la presión más fuerte y jalones señal que la cubereta comió bien y esta enganchada. Eso requiere paciencia y aguantar el impulso de jalar, pero ayuda mucho con los buenos enganches y con las cuberetas mas grandes. La escuela de cuberetas nos hacia una visita en la superficie y esas las pescábamos al vuelo. Las más grandes las pescamos con chopitas vivas en el fondo que estaba a 65 pies abajo. Fue una noche corta con mucha acción continua. Usamos avió ligero para saborear mas las batallas pero con reinal corto de 40 libras para que no nos cortaran el nailon. Están picando y están satas, buena opción ahora con los calores que están haciendo por el día. En aguas federales son 10 por pescador de 12 pulgadas o más. Las que pescamos tenían de 14 a 18 pulgadas. Fue de mucho agrado reconectar con las viejas memorias y a la vez estar haciendo nuevas. Al llegar al límite nos chocamos las manos y nos tomamos estas fotos.