En dificiles momentos en la pesca es cuando te das cuenta si de verdad amas pescar.
Todo estaba al revez, con luna llena debe haber corriente fuerte, pero estaba muerta. Cuando no hay corriente se hace muy dificil, pero cuando el barco se vira hacia el sur, ya te la ponen mas dificil todavia. Yo en mi mente solo tenia una imagen que no se me iba de la cabeza, ver las varas jorobadas. Hablando de varas jorobadas, mientras que pescabamos carnadas, ballyhoo y rabirrubias. Mi amigo Boris mando una carnadita (rabirrubia viva), para el fondo para retar a un supuesto mero grande que le revento el nailon en la ultima pesca. No demoro mucho para esta vez reventarle de nuevo el nailon de 80 libras. Las rabirrubias seguian entrando, y Boris las seguia usando de carnada. La cuenta estaba de 3-0, nosotros perdiendo. Entonces le subimos la jugada, Linea de 200 libras, anzuelo heavy con presilla, carrete Makaira 50 con el freno bien apretado, con eso al seguro que la subiamos porque la penultima vez, la teniamos bien cerca del barco. Parece que nosotros no fuimos los unicos que teniamos refuerzos, alla abajo fueron a buscar al mas grande del grupo. La vara de pronto jorobada, con tremendos cabezasos. Esta vez empezamos a ganar, hasta que el socio alla abajo dijo, “ahora voy yo”. Parece que esa guasa gigante no creia en nada y acabo con nosotros de nuevo. Siguiendo el cuento original, como les decia, los factores tambien contra nosotros como para darnos patadas mientras que estabamos en el piso. Y para rematar, perdimos 2 piezas buenas que supuesta mente eran las especies deseadas. No se sabia que estaba mas vacia, la nevera o nuestras esperanzas. Pero que va, esas ilusiones de sacar buenos pargos seguian empujandonos contra todas esas cosas. Hasta que llego nuestro momento y las picadas se convertian en enganches, y los buenos pargos entraban por la borda dando buenos cocotazos contra el piso. Yo todavia le decia a Boris que en cualquier momento una bestia sacariamos, cuando de pronto mi vara fue la escogida. La pelea que estaba esperando, sabia que tenia al mas grande por la cantidad de pita que me sacaba, pero al instante yo la recuperaba. Eso duro un buen tiempo, un intercambio entre los dos para ver cual ganaba mas. Al fin se veia algo blanco y grande subiendo por la oscuridad. La luz brillante de la luna le dio la gran bienvenida y la frialdad de la nevera le dio su despedida. En ese momento faltaban 2 pargos para tener el limite que nos tocaba. Boris no perdio tiempo y uno atras del otro saco los dos ultimos pargos. Ganamos la guerra despues de muchas batallas perdidas, fue una gran satisfaccion para los dos. Gracias Boris por compartir otro reto conmigo. Son dias como estos que nos damos cuenta lo tanto que amamos la pesca. Terminamos con 10 pargos criollos, 2 rubias, 1 pargo ojo amarillo, 1 cherna roja y un ronco blanco. Liberamos en buenas condiciones a 4 pargos chiquitos, 1 chernita roja y un coronado.