Primer Sabalo de la Temporada

Empezó un fuerte aguacero, me quite el pulóver y descalzo salí a empaparme. Eso me trae buenas memorias y siempre activa algo en mí. En ese momento soy uno con la naturaleza, me conecto con ella y recibo su mensaje, “es el momento de salir a pescar”. En el mes de Mayo los primeros aguaceros nos dan la señal que los Sabalos están muy disponibles por todas las bahías y las desembocaduras. La corriente saliente es la que más me gusta para pescar los Sabalos. Esa corriente arrastra todo tipo de carnada hacia afuera y es un banquete para los sábalos donde solo tienen que esperar que les pase por al lado todo tipo de aperitivos. Uno de esos aperitivos son las jaibas, y las mas chiquitas son las preferidas y con las que pesco.

Sabiendo los que les conté arriba, Salí con mi botecito de 10 pies a buscar el primer sábalo de la temporada. Con la marea vaciante me posicione para poner a mi jaibita en la línea del bufete, la diferencia es que la mía llevaba un anzuelo Gamakatzu 7/0 con un leader de 80 libras. Pero note algo que no me gusto, la marea demasiado muerta, tal como si fuera el pare. Reviso el horario de marea y estaba en el momento clave, pero los factores me decían lo contrario. En ese momento me di cuenta del primer reto y rápido contra reste el problema con una boyita y un reinal más corto cual ayudo que la jaiba no se arrastrara por el fondo. Ahora mi jaibita luciera más natural y la guindaba a media agua. Algo que me dio esperanza es ver cómo algunos sábalos rompían la superficie para respirar y también vi algunos comiendo. En ese momento empezó el juego, ellos me mostraban donde estaban y yo los tentaba con mi jaibita.

Ya sabiendo los factores del momento, empecé a preparar la segunda vara, pero en la vara con la boyita se disparo la chicharra con una corrida violenta que cuando me vire ya el sábalo estaba volando 6 pies por arriba de la superficie. Al caer se sentía su gran peso en el agua y bien rápido le di a la manigueta para que el anzuelo circular penetrara y el freno del carrete hiciera su función. En ese momento me convierto un pulpo con todas las cosas que hago a la vez, sin perderle pies ni pisada al sábalo y las marañas que me quiere hacer. Lo más importante era el enganche, después seguir enganchado, después viene prender todas las cámaras para captar la acción y por ultimo mirar los obstáculos para siempre estar un paso delante del contrincante.

Sus saltos eran impresionantes y activaban mi adrenalina. Tenía unos cuantos trucos y su tamaño comprobaba que había estado en esta situación antes. Lo que él no sabía que yo también tenía mis mañas y había estado en la misma situación unas cuantas veces. Cada batalla es diferente y también terminan diferentes, no importa lo que hagas hecho correctamente, y eso va para las dos partes. Pero empecé a irritarlo, cada vez que me pasaba por al lado mostrándome su largo y ancho cuerpo, se lo decía, “eres mío”. Seguia saltando como para mostrarme que era incansable, pero yo sabia que eso solo terminaría en mi beneficio. Cuando con su fuerza me quería jalar, lo arrastre hacia atrás rompiéndole la iniciativa. Esos son los momentos que se ganan las grandes peleas, cuando el contrincante se da cuenta que no importa lo que haga, sigue perdiendo. Unas cuantas vueltas mas alrededor del barco y un salto de desesperación es lo único que le quedaba. Al fin se quedo en la superficie queriendo remolcar el botecito por la proa una última vez, pero lo domine como un caballo delante de un vagón. Su cuerpo se viro al revés como un perrito que quiere cosquillas. Rápido al pegarlo al bote lo aguante con el bichero por su boca.

Aparte de la gran alegría del momento y la celebración, reconozco que tengo su vida en mis manos y me movilizo para salvarlo. El también me indica que quiere vivir saltando al lado del barco con gran energía. Rápido le desengancho el anzuelo, y le posiciono su cuerpo estirándolo a la superficie para que empiece a nadar. Cara a cara nos miramos y nos admiramos con gratitud. El sabe que ahora lo quiero ayudar, yo sé lo que tengo que hacer para devolverle su energía. Cuando estuvo listo me lo dejo saber con dos buenos jalones al bichero y lo deje ir. Nadaba despacio y pude ver entre el agua su ancho cuerpo como se perdía su sombra. Contento por todo, miro hacia el video y digo mis últimas palabras del momento. Pero de pronto siento tremendo aguaje atrás de mí. Un tiburón tratando de comerse al sábalo, y los coletazos y saltos fueron un espectáculo. Me active y arranque el motorcito, instantáneo a toda máquina fui directo a su rescate. El dolor de ver aquel sábalo tratando de salvarse se penetraba en mi corazón tal como el anzuelo que lo penetro a él. Como un loco hice círculos alrededor del tiburón para confundirlo, tanto que di que la propela cogió mucho aire y las revoluciones del motorcito se dispararon tal como mi corazón. De toda esa espuma salió el sábalo, en muy buenas condiciones. Lo escolte a mi lado y nado paralelo al botecito por un momento, hasta que con un solo coletazo salió disparado.

Mire hacia el cielo y di gracias por todo, yo tenía mi anécdota de cómo le gane al sábalo y el también tenía su cuento de cómo le gano al tiburón.

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El Cajil