Pescar hasta el ultimo momento
Ya en la nevera tenía 3 buenos pargos y el Pompano Africano que llenaba bastante espacio. Con eso estaba contento y decidí irme. Empecé a organizar todo el avió que tenia regado y también a limpiar un poco el barco. Claro, todo eso lo hago con las dos varas pescando, siempre existe esa última oportunidad. Ya sin más tareas que inventar, llego el momento de recoger las dos varas y empiezo por la del lado estribor. Al recoger despacio, se joroba por completo y empieza a cabecear un buen ejemplar. ¡Que rico, como me gustan esas ultimas picadas! Instantáneo miro que la otra vara también está pegada y sacando línea. Meto un salto al otro lado, recojo rápido y garantizo un buen enganche. Tenía en ese momento dos buenos ejemplares y el dilema era por cual me decidía primero. Los que me conocen saben que ya he estado en esta situacion otras veces y decidi hacer lo que mas me ha resultado anteriormente.
Como un loco saltaba de vara en vara recogiendo lo más rápido posible. Pero cuando son buenos animales, lo que ganas, también se pierde. Abusaban de mi cuando los dejaba un momento y me concentraba en la otra vara. Por mi mente pasaban dos imágenes, la primera era que con tanto tiempo que me estaba demorando subiendo esas dos piezas y a media agua, mi temor era que un tiburón me los arrebatara. Ya me había pasado con tres piezas que perdí ese mismo día. Pero también tenía otra imagen que visualizaba, de ver dos pargos grandes flotar bien atrás y poco a poco contra la fuerte corriente los pegaba a la popa del barco.
Les Cuento, la segunda imagen fue la que se hizo realidad y pude sacar mis últimos grandes pargos del día. Estos me hicieron trabajar duro y aparte de tener los brazos tumbados me sacaron un poco el aire, para hacerles honesto, aunque la adrenalina y el deseo de ganarles predominaron. Me senté en una de las neveras admirando como mis capturas saltaban en el piso del barco. El sonido era agudo como de tambores tocando un rico ritmo, eran sonidos de celebracion por la gran victoria.