Una Aventura en Bimini

Una aventura se compone de diferentes componentes cual la hacen destacarse de una pesca común. Desde una idea que dio Andrey, surgió un plan de un dia para el otro. Cuando pensamos que era posible el viaje, Reinaldo atentamente al pronostico nos alerto que el tiempo nos ayudaria. Nos activamos y preparamos todo rápido con mucho embullo. Este viaje tendría muchas primicias, cual lo hizo muy especial por eso. Algunos nunca habían estado antes en Bimini, y mientras que esperabamos en el muelle haciendo aduana, los tiburones Toros inmensos nos pasaban por abajo del barco captivando la atención. Ya pronto el sol bajaba y aparte de la linda naturaleza que teníamos al alrededor, nuestras mentes estaban mas enfocadas en el BBQ que teníamos planeado. Reinaldo nos guio hacia una playita cercana y estoy seguro que el olor rico que salía de los BBQ llegaba a Miami. Nos divertimos de la grata compañía entre el grupo, compuesto por Andrey, Boris, Reinaldo, Michel, y Mayi. Entre toda esa vivencia y la rica comida, tambien mi mente estaba en la pesca y tramando un plan de ataque. Ya de noche y con una llenura que lo mejor era dormirse con la rica brisa, acordamos de tirar la pita un rato, antes de dormirnos. Nos encontramos con cero corriente y el pesquero se fue haciendo poco a poco. Sacamos buenos ejemplares de rabirrubias y cuberetas, la nevera cada vez se ponía mas linda. Asi y todo, el plan principal era pescar el Wahoo temprano en la mañana del Viernes y nos fuimos a dormir. Al fin llego el amanecer, y entre Boris, Andrey y yo, trabajamos en equipo para buscar el pez que teníamos en la mirilla, el Peto. Señuelos al curricán a alta velocidad de 16 a 18 millas es donde guindamos nuestra fe para poder lograr las primeras capturas de Wahoo para Andrey y Boris. En la zona deseada y con el sol saliendo, era el momento perfecto para que nos sorprendiera una corrida abismal que es tan común de un Peto. De pronto, una de las varas se dispara sin parar y el sonido de la chicharra nos asombraba. Corridas y cabezazos agresivos nos eran señal de un buen ejemplar de Wahoo. Como una maquina bien afinada, cada uno de nosotros nos activamos a las tareas asignadas y trabajamos en equipo para cumplir nuestra meta. Boris se encargaba de todo el avio y varas, yo manejando y Andrey empezo una fuerte batalla. Me acuerdo que solo faltaban 50 pies para que el Peto llegara y su cuerpo se veía rompiendo el agua atras. Ahora Boris manejando, Andrey recogiendo el leader a mano y yo esperando que se acercara lo suficiente para darle la bienvenida. Esa belleza de Peto se veía como un tigre azul llegando a la popa. Bichero en la cabeza hizo que entrara al barco un lindo Wahoo, cual hizo que se desbordara nuestra alegría por Andrey haber logrado su primera captura de Wahoo. Pero ese era solo parte del plan, ahora esa misma historia se tenia que repetir para Boris, que también estaba buscando su primer Peto. Nos reorganizamos y seguimos el plan de ataque. En poco tiempo, el carrete se vuelve a disparar, pero no se engancho, falsa alarma. Tal parece que el pez no se dio por vencido, y segundos después la otra vara se dispara con un buen enganche. Ahora el turno de Boris, lleno de adrenalina, recogía el carrete convencional de tal manera que ningun carrete eléctrico le hubiera ganado. Las tareas cambiaron para cada uno de nosotros, pero el enfoque siempre nos ayudo a actuar con rapidez y postura. Boris veía como se pegaba aquel ejemplar de cada vuelta que le daba al carrete. Llego mi turno y a mano, jalaba cada pies de nailon hasta tenerlo cerca. Andrey lo termino con el bichero y para adentro fue otro lindo ejemplar de la especie deseada. Tambien el primero de Boris y contento lo felicitamos. No todos pescan un Peto su primera vez en las Bahamas y esto significaba algo especial.

Temprano a las 10:30 am teníamos en la nevera dos buenos ejemplares y la idea del comer se convirtió en el plan principal de nosotros. Decidimos buscar un lugar para amarrar los barcos juntos y pasar otro buen rato. Los muchachos se destacaban preparando sus carnes preferidas, mientras que gozábamos de un lugar paradisiaco.  Ese lugar tenia el agua cristalina, en una entrada rodeada de piedras y una islita de arena. Las ganas de tirarse al mar se apodero de Michel y fue sorprendido por mantas muy amistosas que jugaban con el. Una aventura de pesca entre amigos que cada vez se gozaba mas por cada experiencia que se vivía. Entre todas esas experiencias inolvidables, que fueron muchas, les dire que parte fue las cosas ricas que comimos.  Carnes como salchichas, churrasco y picaña, en cual los cocineros se esmeraron y quedo todo delicioso. En todo ese ambiente, de pronto Mayi saco un pomo de ceviche fresco, que con su sabor se podía parpar la esencia del paraíso que nos rodeaba para darle el punto final a una gran aventura. Le quiero dar las gracias a todos los que compartimos este viaje, de verdad que cada uno hizo que fuera un éxito y que las metas se hicieran realidad.

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El Cajil